TIENE CÁNCER A LOS HUESOS Y NECESITA TRASPLANTE.
Su caso contado en una amplio reportaje del Chicago Sun Times, ha conmovido a la comunidad y ha originado un movimiento para salvar a personas como María. Debido a su importancia, Chicago Sun Times hizo traducir este artículo al español por el periodista Vicente Serrano, conductor de radio. A continuación un extracto de esta versión:
María pensó que no tenía buenas opciones. Ella sólo veía dos caminos y los dos tenían como final la muerte. Cerca de un año desde que sintió el fuerte dolor en la parte inferior de su espalda y fue diagnosticada con mieloma múltiple (cáncer a los huesos), María necesitaba un trasplante de médula ósea para sobrevivir pero no tenía dinero, no tenía seguro de salud y no tenía papeles.
María de 39 años de edad, nació en México y vino a Estados Unidos cuando tenía 16 años. Ha vivido en el norte de Indiana casi toda su vida adulta. María ha trabajado sin descanso limpiando fábricas, lavanderías y oficinas desde el tercer día que cruzó la frontera. Sus tres hijos nacieron aquí y son ciudadanos estadounidenses. María, sin embargo, sigue sin poder regularizar su estatus legal. Las hijas de María de 21, 18 y su hijo de 7 años de edad la visitaban durante los fines de semana en el templo Nuestra Señora de Suyapa de Waukegan donde ahora está refugiada.
Ahora, María dice que el hospital en Indiana donde la atendían le ha informado que no puede recibir el trasplante que necesita porque no tiene un número de seguro social válido. “Cuando eres indocumentado, no eres nadie aquí” asegura María. “Una persona con documentos puede recibir tú órgano si eres donante pero yo no puedo recibir uno. ¿Qué somos entonces?
Una abogada en el South Loop le ha dicho a María que existe la posibilidad de presentar su caso ante las autoridades de inmigración y buscar, aunque resulta difícil conseguirlo, un permiso humanitario. Pero un supervisor en las oficinas de inmigración en Chicago le dijo a la abogada que María podría enfrentar un proceso inmediato de deportación si solicita el permiso humanitario. De acuerdo a los archivos del Departamento de Justicia de Estados Unidos, María tiene dos órdenes de deportación en su contra porque fue detenida intentando cruzar la frontera en 1997 y 2013 luego de visitar a su familia en México. La primera vez se fue porque su abuela estaba enferma; la segunda, porque su abuela murió.
Así que María tenía dos opciones: Entregarse y quedar a merced de las autoridades de inmigración, arriesgándose a ser separada de sus hijos y ser enviada a un país en donde no tiene absolutamente nada, o morir en paz con sus hijos aquí. “Estoy perdida. No sé qué más hacer” declaró María a mediados de Noviembre.
Debido a que tenía miedo a ser deportada, le ha pedido a nuestro equipo en el Chicago Sun-Times, que no se publique su nombre completo ni se identifique el poblado en donde vivió. “Necesito saber a dónde partir. No tengo miedo. Para mi, Dios tiene la última palabra. Estoy a la merced de Dios. Dios nunca nos deja solos”.
En una semanas, María se encontró con más ayuda de la que un día imaginó. Se convirtió en la más reciente inmigrante con problemas de salud graves que recibe apoyo de Julie Contreras, una pastora de una iglesia Metodista en el centro de Waukegan.
La iglesia es parte del movimiento santuario, que busca proveer refugio a los inmigrantes que están en peligro de ser deportados. Contreras y su esposo Salvador se han dedicado a guiar a los inmigrantes indocumentados que están en necesidad de atención médica urgente.
María y Contreras se conocieron el 6 de Diciembre en la sala de espera del edificio profesional del Centro Médico Rush University. Contreras le había enviado un mensaje de texto a un doctor que conoce en Rush pidiéndole que el hospital, ubicado en el área Near West de Chicago, ofreciera la ayuda médica urgente que ella necesitaba.
Cayó un ángel
Fue una noche de Navidad en la que el Dr. David Ansell puso atención a los problemas de los inmigrantes indocumentados que necesitan trasplantes de órganos. El es el doctor que recientemente aceptó atender el caso de María. Ansell es el veterano Vice Presidente y el rector asociado para la equidad de la salud en la comunidad en Rush. Estaba trabajando un turno como doctor de atención primaria aquella noche de Navidad de 2011 cuando un grupo de manifestantes mexicanos apareció a las afueras del hospital. Entre las personas que protestaban, había inmigrantes indocumentados que evidentemente necesitaban un trasplante. A la cabeza del grupo llegaron los pastores y activistas José Landaverde y Emma Lozano. Los manifestantes tenían planeado armar una posada.
Siete años después, Ansell se ha convertido en un prominente promotor de “acceso total y sin restricciones” a atención médica para los indocumentados y otras personas que no tienen seguro. En su nuevo libro “La brecha de la muerte: La inequidad mata” Ansell señala que los trabajadores indocumentados no reciben casi nada de lo mucho que contribuyen al sistema de atención médica. Los indocumentados contribuyen miles de millones de dólares más al Medicare Trust Fund de lo que ellos sacan cada año, escribe el doctor, citando un artículo de la Publicación de Medicina General Interna.
Ansell menciona que nunca le dice que no a alguien que pide ser atendido por él y bajo las reglas del hospital, la decisión de proveer atención de caridad es tomada solo en referencia a los ingresos. Por ejemplo, Rush no cobra las facturas a un paciente sin seguro con una familia de cuatro miembros y cuyo ingreso anual no sea mayor a los 73,800 dólares, el triple de las guías federales de pobreza.
Regalo maravilloso
En el caso de María, Rush aceptó su solicitud de atención caritativa el 12 de Diciembre, seis días después de su primera visita al hospital. Para ese entonces, María se había mudado de Indiana a un cuarto sin ventanas en la parte trasera de la iglesia bajo la dirección de Contreras en Waukegan. Lo único que tenía en el cuarto era una cama y una cajonera. Así vive en la iglesia de Contreras: Nuestra Señora de Suyapa, llamada así en honor a la patrona de Honduras. Contreras y su esposo son pastores para unas 60 familias de refugiados de ese país centroamericano. En los últimos años fue que decidieron mudarse a Waukegan. La iglesia de Nuestra Señora de Suyapa está afiliada con la Iglesia Metodista Lincoln United de Pilsen.
En el santuario también vive una pareja de indocumentados mexicanos que dice haber sido amenazada con la deportación cuando la policía exigió que el hijo de ellos cooperara en la investigación de un tiroteo en el Condado Lake del que él no sabía absolutamente nada. El santuario no tiene estufa, sólo un horno de microondas y una parrilla doble. Tampoco hay regaderas, así que María en ocasiones tiene que ir a la casa de los Contreras a bañarse. María creció católica y se considera católica. “No soy de mente cerrada, Dios aparece en todos lados” dice María. “En esta pequeña iglesia me dieron un techo, cariño, comida. Me lo dieron todo sin conocerme”.
Historia de millones
María nació en Pedernales, en el estado mexicano de Michoacán. Ella lo recuerda como un lugar de belleza natural en donde los aguacates que se cultivan localmente son conocidos como “oro verde”. La mamá de María, debido a la necesidad, se vino a trabajar a los Estados Unidos cuando ella era muy pequeña, cuenta la propia María. Ella se quedó a vivir con su abuela en México, 10 años después su madre se la trajo a California. Allá María comenzó a trabajar en una lavandería para poder pagarle al “pollero” que la cruzó por la frontera. Al final, terminó quedándose a vivir en Indiana.
Al año de haber llegado a Estados Unidos, María se casó. A los 10 años se divorció. Sus dos hijas han terminado su preparatoria. Una de ellas es asistente médica. La otra hija trabaja en un restaurante como anfitriona y tiene planes de comenzar sus estudios universitarios en el otoño, cuenta María.
María asegura que nunca ha recibido beneficios de asistencia pública debido a ser indocumentada. El año pasado sus ingresos fueron de 29,000 dólares aproximadamente trabajando tiempo completo en el departamento de control de calidad en una fábrica y como un segundo empleo de tiempo parcial limpiando oficinas.
María tuvo que dejar de trabajar el 20 de Enero luego de que se desmayara al llegar a la fábrica para iniciar su turno y fue llevada de emergencia al hospital. Los doctores le informaron que sufría de “uno de los peores tipos de cáncer que existen” dice María.
Su difícil 2017 se ha convertido en un año grandioso porque ha conocido a quienes ella llama “mi tripulación de angelitos”. “Tal vez muchas personas no lo vayan a entender pero este último año ha sido el mejor año de mi vida” asegura María. “He podido ver tantas muestras de amor y conocer tanta gente que nunca pensé conocer y que están conmigo ahora”.
El objetivo está claro para el próximo año: “No busco legalizarme. Busco curarme”.
Las donaciones al Santuario de Nuestra Señora de Suyapa pueden enviarse a LULAC del Condado Lake, 117 N Genesee, Waukegan, IL 60085.