Se inicia campaña contra Heartland Alliance y Arquidiócesis de Chicago.
Activistas denuncian que estos locales fueron concebidos para ser temporales pero tienen detenidos a niños de la frontera separados de sus padres desde hace meses.
“Estamos empezando una campaña para demandar el CIERRE COMPLETO de estos centros de detención de menores y la liberación completa de todos los niños en cautiverio”, dijo el Padre José Landaverde este martes en conferencia de prensa realizada en la puerta de una de las sedes de Heartland Alliance.
“Hemos comenzado la campaña con esta conferencia de prensa en este albergue ubicado en 3500 S. Giles, Chicago, que en realidad es una cárcel de menores tiene capacidad para 250 niños inmigrantes bajo deportación”, dijo el sacerdote anglicano y conocido activista.
Dijo que en esta última semana el portal ProPublica ha publicado artículos sobre los “albergues” en Chicago para niños inmigrantes que son arrestados por inmigración en la frontera y quienes están bajo procedimientos de deportación. Y también se ha estado publicando en las redessociales las direcciones de estos centros. “Estos ‘albergues’ en realidad son nada mas y menos que cárceles y centros de detención y cautiverio para niños inmigrantes. Las organizaciones sociales y religiosas como Heartland Alliance y la Arquidiócesis de Chicago son los que están haciendo el trabajo sucio del gobierno federal y de inmigración de detener y encerrar a los niños inmigrantes con el disfraz de ‘rescate’ y ‘ayuda’”, dijo.
Agregó que ni estos niños ni sus familiares pidieron estar en un “albergue” o encerrados mientras se completa el llamado “proceso de reunificación familiar” – un eufemismo para un proceso sucio, lucrativo, forzado con el fin de extorsionar, atormentar, sacar provecho, y colectar información ala fuerza. “Estos niños ni sus familiares le pidieron a Heartland Alliance o a la Arquidióesis de Chicago permanecer en cautiverio o pasar por este proceso de ‘reunificación familiar’, ni tampoco han pedido los ‘servicios sociales’ que según estos lugares ofrecen”, agregó.
En su opinión, estos niños fueron forzados a estar y permanecer en estos centros de detención. Con la retórica que estos niños son “participantes” y que les están dando techo, cama, servicios sociales, clases de inglés, comida, etc. estas organizaciones quieren aparentar que están haciendo un “buen” trabajo social, un trabajo por el cual están orgullosos. “Pero en realidad solo están sacando provecho ala situación de los niños detenidos en la frontera, están haciendo el trabajo sucio del gobierno, están lucrando del dolor y sufrimiento de nuestra comunidad inmigrante”, dijo.
La denuncia de ProPublica
El siguiente es un extracto de un amplio reportaje de ProPublica publicado esta semana:
“ProPublica Illinois ha obtenido miles de archivos confidenciales sobre los nueve albergues financiados por el gobierno federal en el área de Chicago para jóvenes inmigrantes y operados por Heartland Human CareServices, una agencia sin fin de lucro. Algunos archivos son de hace años, otros son tan recientes como de la semana pasada.
Los documentos dan un amplio panorama del funcionamiento interno y de la vida cotidiana dentro de una de las redes más grandes del país de albergues para menores no acompañados — entre ellos niños separados de sus padres bajo la política de tolerancia cero de la administración Trump.
Aunque los archivos conciernen albergues en Illinois, dan un retrato de un hermético sistema de detención que alberga niños en más de 100 instalaciones a través del país. Incluyen descripciones de informes sobre incidentes serios remitidos al gobierno federal, apuntes sobre las reunificaciones de familias, horarios de empleados, plantillas diarias, correos electrónicos internos y más.
Los documentos revelan las rutinas de la vida en los albergues, días marcados por tedio y miedo mientras los niños esperan y esperan y esperan para irse. Pasan sus días tomando clases de inglés y aprendiendo sobre peculiaridades como el argot americano, el Día de San Patricio, la NFL y las modas en la alfombra rojo de los premios de la Academia de cine. Se quejan de la comida y de maltratos por los funcionarios. Y lloran, y escriben cartas y, empujados por la desesperación, se autolesionan”.