29 de Marzo del 2024

Nuevo refugiado

HÉCTOR LUNA MARTÍNEZ ESTA EN SANTUARIO

Tiene dos hijos nacidos aquí y pide que lo dejen quedarse para criarlos. “Haré lo que me pida el gobierno pero por favor no me deporten”, clamó a NUEVA SEMANA.

 

POR EDUARDO ALEGRIA

 

Esta semana el anuncio fue hecho a la prensa rodeado de activistas religiosos encabezados por el pastor José Landaverde. Su iglesia Misión Fe, Vida y Esperanza, es la que le ha dado refugio en su iglesia ubicada en la ciudad de West Chicago.

Héctor Luna tiene 41 años y tiene 3 hijos menores que ahora están bajo el cuidado de su esposa María tras refugiarse pues el 26 de septiembre debió presentarse a la oficina de inmigración con su maleta y un boleto de avión. Él llegó a Estados Unidos en 1993 a Costa Meza en California. Allí estuvo un tiempo y luego se vino a vivir a Chicago.

“He trabajado honradamente, nunca he robado o cometido un acto criminal. He comprado mi propiedad y pago puntualmente mis impuestos. El error que he cometido es haber ingresado varias veces a este país, a pesar de haber sido deportado”, contó a NUEVA SEMANA.

Dijo que la primera vez fue deportado en el 2000 cuando trababa de reingresar a Estados Unidos porque se había ido a México a casarse con la madre de sus hijos. Después pudo ingresar y se quedó a vivir en Chicago.

“Yo vivía siempre con mucho cuidado, pero una noche de noviembre de 2013 conduje un auto sin tener licencia porque el conductor que es mi amigo estaba borracho y yo no había tomado licor. Yo conducía con tanto cuidado, que la policía del suburbio de Cicero dijo que le pareció sospechosa mi forma de conducir y me detuvo. Como no tenía licencia de conducir me llevó al puesto policial”, dijo Luna.

“Lo más irónico es que en esos meses habían empezado a dar las licencias TDVL y yo todavía no sacaba la mía”, acotó.

Cuenta que “la policía me dijo que llamara una persona que pagara mi fianza y que podría irme. Pero uno de ellos me preguntó de dónde era y como le dije de México, entonces decidió enviar mi información a Inmigración. Me hicieron esperar y luego me dijeron que los de inmigración les dijeron que me retuvieran”.

Entonces los de ICE le dijeron que iba a ser trasladado a la cárcel del condado de McHenry porque se había descubierto que él había deportado previamente. “Me detuvieron como un mes y luego me deportaron a México. Pero yo al cabo de unos meses, a finales de 2013 intenté regresar a los Estados Unidos”, dijo.

Luna hizo dos intentos y en esas dos oportunidades fue atrapado y cada vez fue deportado. Con esto sumó en total cuatro deportaciones.

A inicios de 2014 volvió a la frontera y esta vez sí tuvo suerte y pudo reingresar al país. Inmediatamente se vino a Chicago a estar con su familia.

Pero una noche a mediados de 2014 los agentes de ICE fueron a su casa y lo detuvieron. Lo llevaron a la cárcel pero como en ese entonces existía la Orden Ejecutiva del presidente Obama de que no se deportara a quien no fuera un criminal, y los agentes comprobaron que era un hombre de trabajo y de familia, con buen carácter moral, lo dejaron ir tras hacer que aplique al beneficio Stay of Remodal, ara personas de buen carácter moral.

“Me lo otorgaron y entonces me dieron libertad, pero cada año tenía que presentarme para comprobar que no tenía problemas con la ley. Cada año me presentaba y me renovaban ese beneficio, hasta este 2017 que me dijeron que la política ha cambiado y que no me iban a renovar el beneficio. Que ellos no eran malos y como acto de buena fe no me mandaban a la cárcel y me daban chance a que me despida de mi familia y me presente el 24 de septiembre de 2017 con mi maleta y mi boleto de avión a México”, contó.

“Estos días han sido terribles, pues no dormía sin saber qué hacer pues la fecha se acercaba. Fue entonces que tomé la decisión de pedir refugio con el Padre José Landaverde en su iglesia Misión Fe, Vida y Esperanza. Sé que estoy poniéndome en desacato con la ley pero estoy desesperado porque no quiero dejar a mis hijos. Quiero criarlos, verlos crecer. Este es mi país y el de mis hijos, mi vida está aquí, no sé qué hacer. Por favor pido que me dejen quedar”, imploró.

Luna dijo que el abogado le ha dicho que hay pocas chances de ganar su caso y que prácticamente no tiene ninguna opción legal. “Yo apelo al perdón del Congreso, del presidente Trump… por favor no me manden a México”, imploró.

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